EL ESPACIO, AYER, HOY Y SIEMPRE

EL ESPACIO, AYER, HOY Y SIEMPRE

Anteriormente ya me he referido a este tema. Vale la pena hacerlo otra vez.  El espacio geográfico abarca todo lo que nos rodea en nuestro planeta, incluidos mares y fondos marinos,  es el ambiente en el que se desenvuelve la vida humana. También tenemos el espacio exterior, ubicado fuera de la superficie terrestre y de su periferia atmosférica. El espacio exterior se encuentra en fase exploratoria, aún no sabemos todo lo que podrá brindarnos el cosmos en el futuro.

Con respecto al espacio físico en sí, vemos que también cambia, se adapta, e inclusive está en nuestras manos el transformarlo con la tecnología disponible. El progreso gesta nuevas necesidades, algunas creadas sobre la base de recursos naturales que el propio espacio provee. Otras actividades vinculadas con el espacio se generan colectivamente, como ser el cuidado o destrucción del medio ambiente. Tanto los cambios tecnológicos como estas últimas acciones no suceden de un momento a otro.

Salvo el volar una montaña con dinamita o cosa parecida, el proceso es lento. En el corto plazo la naturaleza prevalece, como aseveró tiempo atrás el gran geógrafo inglés Sir Halford John Mackinder (1861-1947), iniciador del pensamiento geopolítico global con su célebre alocución de 1904 ante la Royal Geographic Society. Allí explicó su teoría del “heartland” (corazón terrestre o núcleo vital)  en el marco de la tradicional pugna entre potencias terrestres y marítimas. En los últimos días de su vida Mackinder sentó las bases de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sus pautas de pensamiento acerca del espacio -y su dominio-  son de  amplia validez hasta nuestros días.

            Las guerras y conquistas también tienen que ver mucho con el espacio. Casi siempre producen cambios territoriales, ya que muchos conflictos se originan  en apetitos geófagos de una u otra de las partes, En el ámbito sudamericano, no es de extrañar que Chile y Brasil hayan ganado tanta extensión y nuevos recursos a costa de terceros países, Bolivia entre ellos, sobre todo con la pérdida terrible de su litoral marítimo. Las clases dirigentes chilenas y brasileñas tuvieron mentalidad geopolítica, comprendieron mejor que otras (especialmente la inepta dirigencia boliviana) la relación entre el poder político y el asentamiento geográfico, sumando así -para su beneficio- riquezas a expensas de quienes ignoraron las leyes del espacio.

El espacio geográfico es básico para los conglomerados sociales. Necesitamos espacio para nuestra  cueva, choza o casa; necesitamos  espacio para dormir, comer, trabajar y ejercer nuestras actividades. Si se trata de sembrar, edificar o industrializar, para cualquiera de esas actividades se requiere de un espacio disponible. Todo puede modificarse y la historia así lo ha demostrado. Todo puede cambiar en los amplios campos de la política nacional o mundial, pero el espacio sigue ahí y seguirá; es una magnitud fija única e invariable en el corto plazo.  El espacio se encuentra listo para ser ocupado, dominado, conquistado, dilapidado, modificado o –simplemente- tal vez perdido para siempre por pueblos que no supieron defender su porción de territorio ante la invasión de otros.

La historia humana podría resumirse en luchas por el espacio y  su dominio. Recalco lo de dominio, distinto a la ocupación formal del espacio que caracteriza hasta hoy a Bolivia. El triste historial  patrio de pérdidas pudo evitarse con dirigencias dotadas de visión espacial. Lamentablemente, prevaleció la miopía geopolítica.


Publicado en fecha: 16 de septiembre de 2011
Escrito por: Agustín Saavedra Weise.

 

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